Una inédita Santa Rosa de Lima de Pedro de Mena: singularidad y mercado artístico
Presentación:
An unpublished Santa Rosa de Lima by Pedro de Mena y Medrano: Singularity and art market
Puerta Iglesias, Víctor Manuel*
Fecha de terminación del trabajo: junio 2021
Resumen
Presento en este artículo una obra hasta ahora desconocida de Pedro de Mena y Medrano (1628-1688). Obra que se debe datar en el primer periodo de la etapa malagueña del genial escultor granadino (1658-78). El estudio se ha abordado desde claves estilísticas y comparativas para la autentificación de la misma. El estudio también aborda una perspectiva diferente por la excepcionalidad de la obra y la relación de ésta con el mercado del arte. A lo largo de este artículo me centraré en las concomitancias, antecedentes, excepcionalidad e iconografía de la obra objeto de análisis.
Palabras clave: escultura barroca. Pedro de Mena y Medrano. Santa Rosa de Lima. Madera policromada
Identificadores: de Mena y Medrano, Pedro
Periodo: siglo XVII
* Peritart. e-mail: info@peritart.es
Introducción:
En este artículo quiero compartir el hallazgo por el que suscribe, en Granada, de una excepcional talla de madera policromada de la mano de Pedro de Mena y Medrano (1628 – 1688). La obra hallada en propiedad particular de Granada representa una santa Rosa de Lima absolutamente extraordinaria por la calidad, belleza y singularidad de su iconografía.
Dicha excepcionalidad ha hecho que el estado español, por medio del Ministerio de Cultura declarase la obra inexportable e incoase la declaración de BIC. Posteriormente la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Español adquirió la talla vía derechos de adquisición preferente. La obra se ha depositado en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid a finales del año 2021.
Descripción:
La obra adquirida por el estado es una escultura de bulto redondo de madera policromada de sesenta y nueve centímetros de altura por treinta de ancho y veinticinco de fondo.
La santa peruana aparece vestida con el hábito dominico terciario con ambos brazos hacia delante. Cada brazo en diferente posición y con diferentes alturas. En su brazo derecho (más alto) es posible que llevase algún tipo de ramillete de rosas. En su brazo izquierdo (más bajo), por la posición de la mano (donde se ve una cavidad), debería de insertarse por medio de una espiga, posiblemente un Niño Jesús, quedando la figura insertada en el espacio tridimensional de modo extraordinario.
El sutil balanceo de los hombros levemente insinuado y la cabeza ligeramente inclinada hacia el lado contrario de la mano donde quedaría el Niño Jesús, crearía un relato de profunda religiosidad y conexión entre ambos. Aún hoy se puede apreciar por la mirada de los ojos de la santa limeña. La talla de los pies de la santa, apareciendo en ambos casos la puntera de los zapatos por debajo del escapulario y el hábito. El pie derecho moderadamente adelantado, lo que le concede una actitud de cierto movimiento a la obra. Respecto de las carnaciones, cabe indicar que son de una gran finura y al contrario que el resto de la obra repintada, éstas, son aparentemente originales y bellísimas.
El rostro, ovalado enmarcado por la toga blanca, es de una finura y exquisitez en la talla de altísima en calidad. Ojos de pasta vítrea abiertos, mirada hacia su mano derecha y pestañas de pelo natural (desaparecidas). Solo para las superiores ya que en la inferiores se aprecian pintadas a punta de pincel con gran delicadeza. Las manos son de un verismo sorprendente con las arrugas propias de las mismas marcadas y los dedos de una fabulosa finura.
Precedentes documentales y estílisticos:
Precedentes documentales
Los precedentes documentales vienen dados por Manuel García Luque: “Una Santa Rosa de Lima pérdida de Pedro de Mena” (García Luque 2012:72-76). Se trata de una obra documentada pero que se desconoce su paradero actual. Por tanto, podría pensarse que la obra objeto de análisis en este estudio, pudiera tratarse de la talla encargada para el convento dominico de San Pedro Mártir de Lucena. La talla referida por Luque fue encargada a Mena en 1675, para difundir la iconografía de la santa peruana beatificada en 1668[1]. La obra documentada tuvo por destino una capilla lateral de la iglesia del convento referido con anterioridad, concretamente –la inmediata al altar mayor en la nave del Evangelio-. La capilla fue vendida a don Martín Nieto Carrillo Hurtado. En la escritura de compra se dan algunas claves interesantes para entender que las dos obras son diferentes. Dice así la escritura de compra (García Luque 2012:73): “que la ymaxen de Santa Rosa, que es echura de Mena, que de presente está colocada en el altar de dicha capilla estará perpetuamente en ellea, sin qie el dicho convento la pueda quitar, si no fuere para sus fiestas y prozesiones[sic]”. Por tanto, se entiende claramente que la imagen creada por Mena fue una obra destinada para el altar de la capilla, por lo que a mi modesto entender se debería de tratar de una talla de grandes dimensiones.
La talla que se analiza en este trabajo es una obra de pequeño formato, que quizá se realizó para algún retablo, pero entiendo que no para figurar como la titular del altar de una capilla tan importante, ya que su tamaño sería desproporcionadamente pequeño.
Precedentes estilísticos
En cuanto a los precedentes estílisticos podemos usar un ejemplo de talla muy asimilable en lo estilístico y que sirve para argumentar la hipótesis de que no debió de ser la obra encargada para el convento de Lucena. En el retablo del Rosario de la Iglesia de la Inmaculada Concepción de Alhendín, -capilla inmediata del lado de la epístola del altar mayor-. Allí, se encuentra una Santa Teresa de Pedro de Mena muy asimilable estilísticamente a la obra objeto de estudio, con dimensiones similares (86 cm con peana). Las concomitancias son irrefutables, pero, se encuentra acompañando la imagen del titular del retablo (Virgen del Rosario), en una calle lateral.
Las concomitancias estilísticas en el plano de composición y técnica son absolutamente indiscutibles, se pueden apreciar sobre todo en el trabajo del manto y el recogido del mismo, casi idéntico, pero, en el brazo opuesto.
Por tanto, en mi opinión,
son dos obras diferentes. La obra objeto de estudio creo que se acerca más a
una obra de devoción privada, para una capilla particular de una vivienda. La
procedencia de la obra objeto de análisis poco nos aporta, ya que se desconoce
exactamente de donde procede, ni se ha encontrado documentación respecto del
contrato del encargo o compra posterior ni siquiera en la testamentaría. Solo
puedo aportar que la propiedad de la obra una vez encontrada, era
históricamente una familia de comerciantes, con larga tradición en el culto de
la advocación de Santa Rosa de Lima. El hecho objetivo que Mena creara todas
sus obras sin excepción en bulto redondo completo, incluso las imágenes
destinadas a los retablos, complica más la cuestión, pero a mi parecer no puede,
ni debe tratarse la imagen objeto de análisis como una obra titular de altar,
por sus dimensiones.
[1] La congregación dominica se valió de una serie de artistas de primer nivel para difundir la iconografía de Santa Rosa de Lima. Creó una campaña propagandística previamente a la beatificación y para celebración de dicho acontecimiento así como para su posterior canonización en 1671.
Singularidad iconográfica
La singularidad de la talla se basa en la iconografía representada, me gustaría destacar que la obra objeto de estudio como ya he apuntado en el apartado anterior es una obra ciertamente excepcional:
- Primero, por la fecha de creación de la misma (prácticamente coetánea a la canonización de la santa limeña) que entiendo debió ejecutarse entre 1671-1678[2]. Por tanto, es poco probable que el artífice de dicha talla pudiera tener muchas referencias iconográficas de otras obras realizadas. La iconografía tuvo que basarse en los conocimientos del creador sobre la vida y obra de la santa, o bien de las consideraciones que el comitente realizara. Es una iconografía (desposorios místicos de Santa Rosa de Lima) muy interesante que se encuadra perfectamente en el ideario artístico de Pedro de Mena.
- Segundo, porque aunque, Pedro de Mena era el escultor más importante del momento y prestigioso del momento, no se conocen otras obras creadas de dominicos/as para esta orden. De hecho, analizando el catálogo razonado de Orueta, así como los últimos hallazgos dados a conocer. No he podido encontrar otra obra referida a un santo/a dominico.
- Tercero,tras analizar el catálogo razonado y los últimos hallazgos, el número de obras de santas es muy reducido respecto del total conocido. En todo caso, son obras que aún siendo de dominio público, la titularidad de las mismas en casi todos los casos es de la Iglesia. El Estado español no disponía de obras santificadas femeninas de Pedro de Mena, excepto la fabulosa Magdalena penitente del Prado depositada en el Museo de Escultura de Valladolid. Por tanto, es la primera santa femenina que adquiere el Estado de Pedro de Mena. Además, es la única dominica conocida hasta el momento del corpus artístico del genial escultor granadino.
[2] La creación de esta obra a mi buen y leal saber, debe datarse sobre 1671, cuando es canonizada la Bienaventurada Madre Rosa de Santa María. La cual fue beatificada en 1668 presentándose la causa de la misma en 1664. Por todo ello, se conocen obras de la Santa anteriores a 1671 fecha en la que es canonizada, y a partir de la cual se crearían numerosos festejos que requerirían de imágenes. Por tanto, la obra podría datarse desde 1668 hasta 1688, momento en el que muere Pedro de Mena. Mi hipótesis es que la talla fue creada tras la canonización y antes del momento en el que Mena es infectado por la peste. (1671-1678).
Singularidad técnica y estilística:
La singularidad de la obra no acaba en la iconografía. A nivel técnico y estilístico es una obra ciertamente excepcional en la trayectoria artística de Pedro de Mena.
Con respecto a la singularidad estilística está muy ligada, en mi opinión, con la iconografía de la santa limeña. Las fuentes que hablan de santa Rosa, la describen como una mujer de gran belleza que atraía mucho la atención de los hombres. Mena, representa esta belleza de un modo naturalista, aunque esta representación queda algo desvirtuada por el estado de conservación y la inclusión del ojo derecho de época posterior como se puede apreciar en la radiografía.
En cuanto a la técnica, Mena trabajaba a partir de un bloque inicial al que unía las diferentes partes del cuerpo y las vestiduras con uniones al hilo reforzadas con alfileres, clavos de forja o espigas para manos, lo que se pueden apreciar en diferentes obras de Pedro de Mena. Dichas partes del cuerpo, vestiduras, se tallaban a parte y se policromaban antes de ser unidas al bloque inicial o embón (como si estuviera vistiendo la talla). La singularidad de esta obra es que apenas tiene estos refuerzos si lo comparamos con otras tallas de Mena. Por tanto, son uniones al hilo, de una calidad extraordinaria que no requirió de refuerzos adicionales como se puede apreciar en las radiografías.
Para concluir, no voy a entrar en comentar la inclusión del gran vástago que une cabeza con el resto del cuerpo; obviamente este elemento se ha introducido en una intervención posterior a la creación de la obra. Barajamos una hipótesis bastante plausible, pero, tediosa de explicar para un post de este tipo, por lo que prefiero guardarme mi opinión al respecto.
Excepcionalidad y mercado del arte:
Para concluir con este artículo, quiero hacer referencia a la oportunidad que ha supuesto esta adquisición para el estado español. La talla como ya hemos podido demostrar es absolutamente singular. La obra es extraordinaria y un rara avis a nivel iconográfico en la trayectoria artística del autor de la misma. Por esta cuestión se declaró inexportable e incoa el expediente de BIC.
Este tipo de obras son tremendamente buscadas en el mercado del arte nacional e internacional. Aunque, la obra es inexportable por su calidad y excepcionalidad la talla es tan exclusiva (única) y con esta iconografía tan destacada, que pudo ser una obra muy codiciada. Cabe recordar, santa Rosa de Lima fue la primera mujer santificada nacida en el “nuevo mundo”, cuestión por la que es patrona de aquel continente. Pero, no solo esto, también, es la patrona de Perú donde se procesa una extraordinaria devoción y del mismo modo sucede con Filipinas. Por tanto, aunque la obra es inexportable por lo que pierde gran parte de su mercado (internacional), también hubiera sido muy codiciada en el mercado español.
Conclusión:
En mi opinión, creo que la adquisición del estado de esta obra es una gran noticia para todos los amantes del arte. De este modo, podremos disfrutar de una talla extraordinaria, excepcional y singular, que merece estar expuesta en el lugar que le corresponde para la conservación y difusión de nuestro rico patrimonio o el estudio de todos los interesados.